martes, 30 de noviembre de 2010

CONCLUSIÓN



Todo estudio sobre la Trinidad se ha acercado a reflexiones teológicas únicamente; pero al final de todo camino teológico, sólo resta callar, guardar silencio ante tan abismado misterio de divinidad, que nos invita a tener frente a ella canticos de alabanza, de gratitud, de adoración, de contemplación y  de admiración.
Pero ante toda esta contemplación de alabanza, también nos invita a vivirla, a transparentarla en nuestras vidas, a salir de nuestros egoísmos e individualismos para abrirnos a la relación con nuestro prójimo, ir al encuentro del otro, buscar la comprensión y forjar la comunión ejemplificada en la comunión que existe entre los tres divinos.
La Trinidad se nos revela para que cultivemos esa imagen con la que fuimos formados y sellados, imagen y semejanza de Dios, Uno y Trino. Trinidad que es comunidad de amor que nos habla con fuerza sobre la donación, la comunicación y la comunión.

La Santísima Trinidad, misterio de contemplación y de adoración, antes que de reflexión.

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