lunes, 8 de noviembre de 2010

LA COMUNIÓN TRINITARIA: BASE PARA UNA LIBERACIÓN SOCIAL E INTEGRAL Cap. 7

Después de presentar la gran herencia teológica que hemos recibido del pasado o de las reflexiones recientes, se hace necesario elaborar los desafíos que plantea nuestra realidad marcada por la opresión y por los anhelos de liberación.
Trataremos de pensar el misterio trinitario a partir de las relaciones entre las divinas personas. Para este objetivo es necesario iluminar los tres conceptos claves: el concepto de vida, el de comunión y el de perijóresis. Los dos primeros tienen claras raíces bíblicas, el tercero es un término teológico, que pretende subrayar lo esencial que está presente en los conceptos de vida y de comunión.
1- Dios es un vivir eterno:
Dios es, pura y simplemente, el viviente. La realización suprema de la vida humana se representa como participación en la vida divina (cf 1 Ped. 1:4).
Ya en el Antiguo Testamento se adora a Dios como el Dios Yavé que vive (Sal. 18:47) y como fuente de vida (Sal. 36:10). Por él todo viene a la vida, especialmente el ser humano (Sal. 104:30). Porque es vivo, Dios puede presentarse como “Yo soy el que está ahí” (Ex. 3:13-15), el que escucha el grito del oprimido y se decide a liberarlo (Ex. 3:7-10); en una palabra como el Dios que construye su reino en la historia promoviendo, la justica, la paz y el amor.
Todos los que se sienten amenazados en su vida pueden contar con el apoyo de Dios (1 Sam. 17:26.36). La opción preferencial por los pobres encuentra su fundamento en la propia naturaleza divina. Dios, es sus entrañas, se siente atraído por los oprimidos e injustamente empobrecidos.
En el Nuevo Testamento aparece clara la conciencia de Jesús de que él es la vida en persona (Jn. 11:25; 14:6); su misión consiste en traer la vida y vida en abundancia (Jn. 10:10).
Pero ¿Qué supone la vida? La vida consiste en la autorealización de un ek-sistente.
Ø  Auto = Fuerza de realización, de expansión y de cohesión arraigada en sí misma.
Ø  Realización = La vida es un proceso de emergencia, de producción y de expansión; un permanente llegar-a-ser.
Ø  Ek-sistente = Es la propiedad de aquel ser que a partir de dentro, se relaciona hacia fuera con otros seres, estableciendo una comunión y unas relaciones de dar-y-recibir.
Dios es más que vida, el vivir absoluto. Las criaturas pasan por la vida. Dios permanece en la vida en proceso eterno de irrupción, de desbordamiento, de auto-comunicación y de puro vivir.
La fe cristiana profesa que la realidad primera no es la vida eterna indiferenciada; sino la vida eterna brotando como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Son tres vivientes. Porque son vivientes, en la plenitud del vivir eterno, cada uno brota en la dirección hacia el otro, se auto-entrega al otro sin reservas. La característica esencial de cada persona consiste en ser para la otra, por la otra, con la otra y en la otra.
2- Dios es un comulgar infinito:
Bíblicamente, vivir implica comulgar, ya que vivir es siempre con-vivir, vivir para estar en presencia de otros.
Ø  La comunión tal como lo estudia la sociología y la antropología, no es entendida como una cosa, sino como una relación entre las cosas. Para la comunión se necesita la presencia del uno frente al otro. La presencia implica un presentarse al otro en la espera y la esperanza de ser escuchado y recibido por él y, simultáneamente,  de escuchar y recibir su mensaje.
La comunión supone un camino de ida y vuelta hacia el otro. En la comunión uno quiere estar con el otro, por sí mismo, mediante la propia presencia; quiere estar para el otro hasta ser con el otro. La Comunión supone intimidad, trasparencia, unión de corazones. El resultado de la relaciones de comunión es la comunidad.
Ø  El yo no existe nunca solo; es habitado por muchos, ya que sus raíces penetran en los otros lo mismo que él es penetrado por ellos. Por eso podemos decir que es propio de lo humano, no ya el vivir sino el con-vivir; no el ser sino el existir-en-comunión con los semejantes, incluso con los más distantes.
El ser-en-comunión vive permanentemente en una excentricidad, ya que su centro es llamado por otro centro fuera de él para formar con él una comunidad.
Ø  Las criaturas son imagen y semejanza de Dios. Dios es la apertura absoluta, la presencia suprema, la inmediatez total, la trascendencia eterna y la comunión infinita.
Dios es comunión porque es trinidad de personas. Son tres personas y una sola comunión y una sola comunidad trinitaria. Ninguna persona divina existe sólo para sí, son siempre y eternamente personas en relación.
3- La perijóresis, la comunión e interpenetración de las tres divinas personas:
Con esta expresión se pretende resumir lo esencial de la unidad  trinitaria, así como la unidad de las naturalezas en Jesús, Dios-hombre.
Pero ¿Qué entendemos por perijóresis? El termino griego tiene dos significados: En primer lugar perijóresis significa contener uno al otro, inhabitar (morar uno en el otro), estar uno en el otro. En la comunión trinitaria significa que una persona está dentro de la otra, envuelve a la otra por todas partes, ocupa el mismo espacio que la otra, llenándola con su presencia. Y en segundo lugar significa interpenetración o entre lazado de una persona en la otra y con la otra. Esta comprensión expresa el proceso de relacionamiento vivo y eterno que las divinas personas tienen intrínsecamente, haciendo que cada una de ellas penetre siempre en las otras.
El termino perijóresis traduce bien lo que antes decíamos sobre la comunión y la koinonía. Se trata siempre de un proceso de reciprocidad activa, de un camino en doble dirección; las personas se interpenetran unas con otras y este proceso de comunión constituye la propia naturaleza de las personas.
4- La comunión trinitaria como crítica e inspiración de la sociedad humana:
La consideración de la comunión de los tres diferentes, nos lleva a una actitud crítica frente a la persona, la comunidad, la sociedad y la iglesia. En nuestra cultura ha imperado en el nivel de la persona el predominio del individuo, del descompromiso aislado, de sus derechos comprendidos fuera de la relación con la sociedad.
A la luz de la Trinidad, ser persona e imagen y semejanza de las divinas personas significa mantenerse como un nudo de relaciones en permanente actuación: hacia su origen (hacia atrás y hacia arriba) en el misterio abismal del Padre, hacia sus semejantes (hacia los lados) revelándose a los otros y acogiendo la revelación de los otros en el misterio del Hijo, hacia dentro de sí mismo en su interioridad en el misterio del espíritu Santo.
La comunión trinitaria es fuente de inspiración para las prácticas sociales. En la Trinidad santa no hay dominación a partir de un polo, sino convergencia de los tres en una aceptación recíproca y en una donación mutua. Son diferentes pero ninguno es mayor o menor, antes o después del otro. Por eso una sociedad que se inspire en la comunión trinitaria no puede tolerar las clases, las dominaciones a partir de un poder que someta y margine a los demás diferentes.
La sociedad que puede surgir bajo la inspiración del modelo trinitario tiene que ser fraternal e igualitaria.

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